La aerotermia llega a cualquier hogar
La aerotermia es el futuro de la climatización doméstica. Las calderas tradicionales, incluso las estupendas calderas de última generación, cuya eficiencia es asombrosa, han encontrado en las bombas de calor un “temible enemigo”, un competidor que no depende de combustibles, no emite gases ni residuos y genera más energía de la que consume. ¿Se puede pedir más?
Una casa habitada es una casa en constante cambio. Aunque no seamos conscientes de ello, a lo largo del tiempo en que llamamos hogar a una vivienda hacemos multitud de cambios en ella. Algunos son pequeños, simples redecoraciones ocasionales; otros, más importantes: repintamos las paredes, arreglamos los suelos, cambiamos las ventanas… y cada muchos años (si en su día hicimos una buena compra), también sustituimos la caldera. Todo ello va haciendo que la casa sea cada vez más nuestra, que se adapte mejor a nuestros gustos y necesidades; necesidades que, por otra parte, también cambian con el tiempo, igual que cambiamos nosotros. Por eso, cualquier modificación que hacemos en nuestra vivienda es también una ocasión excelente para replantearnos en qué clase de casa queremos vivir; incluido, por supuesto, el cambio de caldera.
El sistema de calefacción basado en el gas ya no es la única opción. La aerotermia y la geotermia son opciones mucho más sostenibles.
Pongamos que somos propietarios de un piso en un bloque de viviendas. Nuestra casa está conectada a las redes de gas natural de nuestra ciudad y durante años nos hemos calentado en invierno, igual que nuestros vecinos, mediante radiadores alimentados por una caldera que está situada en el balcón. Sin embargo, en su última visita, el técnico encargado de las revisiones nos avisó de que, después de quince años de buen servicio, el pobre aparato está a punto de alcanzar el final de su vida útil.
No son buenas noticias, no tanto porque le tengamos cariño a la máquina, como por lo inoportuno que es hacer frente a un gasto con el que no contábamos. Por otra parte, el aparato todavía funciona, así que aún tenemos algo de tiempo para estudiar la situación y asegurarnos de que hacemos una buena compra. Así que nos ponemos manos a la obra.
Mientras revisamos precios, ofertas y opiniones de otros usuarios, no tardamos en descubrir que las cosas han cambiado mucho desde que compramos la anterior caldera. El sistema de calefacción basado en el gas ya no es la única opción a nuestra disposición. Hoy en día la aerotermia y la geotermia son opciones mucho más sostenibles. Dudamos… extraer energía del aire o de la tierra suena muy bien pero… ¿podríamos nosotros adoptar uno de estos modelos, viviendo como vivimos, en un piso? ¿Tendríamos que emprender una reforma integral? ¿Hay que gastarse mucho dinero?
Aerotermia: Una energía para todo el mundo
¿Aerotermia o geotermia? Un estudio más detallado hace que la geotermia quede descartada. Aunque es una tecnología muy interesante (porque al contrario que el aire exterior, el subsuelo mantiene una temperatura constante), no casa bien con nuestra situación. Vivimos en un bloque de viviendas, así que una instalación geotérmica requeriría el concurso de todos los vecinos y ya fue bastante duro ponerse de acuerdo para el tema del ascensor…
En cambio, la segunda opción parece algo mucho más factible: Una de las ventajas de la aerotermia es que sólo tendríamos que cambiar nuestra caldera por una bomba de calor… ¿o hay algo más?
Calefacción: aerotermia y suelo radiante
Un elemento de alta eficiencia en un sistema de dos elementos siempre será mejor que ninguno.
Ya hemos dicho en alguna ocasión que una cosa es cómo generemos el calor y otra muy distinta cómo lo distribuyamos por el interior de la vivienda. El hecho es que, cada vez que oímos hablar de las bombas de calor aparece, por uno u otro lado, el suelo radiante. Ambas tecnologías forman el sistema de calefacción más eficiente que existe. Es más, parecen diseñadas la una para la otra; la bomba de calor proporciona temperaturas de impulsión menores que una caldera y el suelo radiante funciona, precisamente, con temperaturas de impulsión menores que los radiadores convencionales. La temperatura de impulsión, por cierto, es la temperatura a la que fluye el líquido por el interior del circuito de calefacción.
Pero claro, nosotros no estamos dispuestos a levantar los suelos de nuestra vivienda, instalar suelo radiante y deshacernos de nuestros viejos radiadores. Una reforma integral no entra en nuestros planes. Entonces ¿tiene sentido sustituir la caldera por una bomba de calor, si pretendemos mantener los radiadores? ¿Rendirán bien los radiadores con una temperatura de impulsión menor?
Pues bien, la respuesta es SÍ. Aunque la combinación aerotermia radiadores no sea la óptima en comparación en el suelo radiante, no implica que un circuito de radiadores no vaya a ofrecer un buen rendimiento. Al fin y al cabo, un elemento de alta eficiencia (la bomba de calor) en un sistema de dos elementos siempre será mejor que ninguno.
De todos modos, si ya tenemos los radiadores convencionales instalados, podemos cambiarlos por radiadores de baja temperatura, una interesante opción cuando no podemos instalar suelo radiante.
Pero hay más.
La importancia del termostato
Los termostatos de última generación, en cambio, son capaces de adecuar el esfuerzo que debe hacer el generador (ya sea una caldera o una bomba de calor), a la cantidad de calor requerida en cada momento. Es decir, que ajustan el rendimiento a la demanda. De esta forma, con un termostato moderno, los generadores sólo trabajarán al 100% cuando haya que cubrir un gran salto térmico. Después pueden reducir su ritmo y limitarse a mantener la temperatura, de esta forma, reducen de manera notoria su consumo.