Los españoles gastan una media de 140 litros de agua al día, y España se sitúa en 5ª posición del ránking de países con mayor consumo.

Con el verano y el aumento de las temperaturas, darse una ducha o un baño es una de las opciones preferidas para refrescarse en el hogar y así hacer más llevadera la estación más calurosa. La bañera y la ducha lideran el ránking de consumo de agua dentro de casa.

Evitar darse un baño y optar por una ducha. Es el paso más importante para el ahorro de agua. Darse un baño puede llegar a consumir entre 200 y 350 litros, una cifra muy por encima del consumo medio de un español. Optar por una ducha, en vez de un baño, puede suponer un ahorro de 100 y 150 litros de agua.

Cerrar el agua para enjabonarse. Este gesto permite un ahorro de aproximadamente 30 litros de agua. Cerrar el grifo al enjabonarse el pelo o el cuerpo contribuye al ahorro del consumo de agua y también de electricidad.
Reducir el tiempo en la ducha. El tiempo aproximado dedicado a la ducha es de 10 minutos. Según la OMS, ducharse debería reducirse a tan sólo 5 minutos para conseguir un gasto sostenible de agua sin superar los 95 litros.

Instalar un rociador en la alcachofa de la ducha. Permite reducir el consumo de agua, ya que hace una distribución uniforme y permite reducir su consumo. Hay muchas opciones: desde las más simples que solo ofrecen un modo de salida de agua hasta las que ofrecen varias modalidades.

Organizar de la agenda diaria. Según datos de la OMS, el 10% de los españoles se ducha dos o más veces al día, por lo que el consumo de agua se duplica o triplica. Este dato se podría reducir con una buena planificación diaria sobre la actividad a realizar y así se evitarían duchas innecesarias y, sobre todo, reduciría el gasto de agua.

 

fuente: @Aquassent


La aerotermia llega a cualquier hogar

Autor: Redacción Re_Magazine  Tiempo de lectura: 5 min.

La aerotermia es el futuro de la climatización doméstica. Las calderas tradicionales, incluso las estupendas calderas de última generación, cuya eficiencia es asombrosa, han encontrado en las bombas de calor un “temible enemigo”, un competidor que no depende de combustibles, no emite gases ni residuos y genera más energía de la que consume. ¿Se puede pedir más?

Una casa habitada es una casa en constante cambio. Aunque no seamos conscientes de ello, a lo largo del tiempo en que llamamos hogar a una vivienda hacemos multitud de cambios en ella. Algunos son pequeños, simples redecoraciones ocasionales; otros, más importantes: repintamos las paredes, arreglamos los suelos, cambiamos las ventanas… y cada muchos años (si en su día hicimos una buena compra), también sustituimos la caldera. Todo ello va haciendo que la casa sea cada vez más nuestra, que se adapte mejor a nuestros gustos y necesidades; necesidades que, por otra parte, también cambian con el tiempo, igual que cambiamos nosotros. Por eso, cualquier modificación que hacemos en nuestra vivienda es también una ocasión excelente para replantearnos en qué clase de casa queremos vivir; incluido, por supuesto, el cambio de caldera.

El sistema de calefacción basado en el gas ya no es la única opción. La aerotermia y la geotermia son opciones mucho más sostenibles.

Pongamos que somos propietarios de un piso en un bloque de viviendas. Nuestra casa está conectada a las redes de gas natural de nuestra ciudad y durante años nos hemos calentado en invierno, igual que nuestros vecinos, mediante radiadores alimentados por una caldera que está situada en el balcón. Sin embargo, en su última visita, el técnico encargado de las revisiones nos avisó de que, después de quince años de buen servicio, el pobre aparato está a punto de alcanzar el final de su vida útil.

No son buenas noticias, no tanto porque le tengamos cariño a la máquina, como por lo inoportuno que es hacer frente a un gasto con el que no contábamos. Por otra parte, el aparato todavía funciona, así que aún tenemos algo de tiempo para estudiar la situación y asegurarnos de que hacemos una buena compra. Así que nos ponemos manos a la obra.

Mientras revisamos precios, ofertas y opiniones de otros usuarios, no tardamos en descubrir que las cosas han cambiado mucho desde que compramos la anterior caldera. El sistema de calefacción basado en el gas ya no es la única opción a nuestra disposición. Hoy en día la aerotermia y la geotermia son opciones mucho más sostenibles. Dudamos… extraer energía del aire o de la tierra suena muy bien pero… ¿podríamos nosotros adoptar uno de estos modelos, viviendo como vivimos, en un piso? ¿Tendríamos que emprender una reforma integral? ¿Hay que gastarse mucho dinero?

Aerotermia: Una energía para todo el mundo

Nunca lo hubiéramos pensado, pero así es: la energía está ahí, a nuestro alrededor y a nuestra entera disposición; ya no es necesario obtenerla quemando gas, ni ninguna otra cosa ¡podemos tomarla y aprovecharla sin más! Definitivamente, esto de la aerotermia y la geotermia suena muy bien. Tanto que empezamos a considerar que el hecho de que nuestra caldera esté a punto de jubilarse, puede ser, después de todo, una gran oportunidad.

¿Aerotermia o geotermia? Un estudio más detallado hace que la geotermia quede descartada. Aunque es una tecnología muy interesante (porque al contrario que el aire exterior, el subsuelo mantiene una temperatura constante), no casa bien con nuestra situación. Vivimos en un bloque de viviendas, así que una instalación geotérmica requeriría el concurso de todos los vecinos y ya fue bastante duro ponerse de acuerdo para el tema del ascensor…

En cambio, la segunda opción parece algo mucho más factible: Una de las ventajas de la aerotermia es que sólo tendríamos que cambiar nuestra caldera por una bomba de calor… ¿o hay algo más?

Calefacción: aerotermia y suelo radiante

La aerotermia se sirve de una bomba de calor, que es un dispositivo capaz de aprovechar la energía contenida en el aire exterior, para transformarla en calor y cederla al interior de la vivienda. Aunque funcionan con electricidad, el alto rendimiento de las bombas de calor modernas permite que obtengamos entre dos y cinco unidades de energía térmica por cada unidad de energía eléctrica. Supone, por lo tanto, un enorme ahorro respecto a los sistemas de calefacción tradicionales basados en la combustión, que dan menos energía de la que consumen. Sin embargo, ahondando más en el funcionamiento de las bombas de calor, pronto aparece algo que nos crea dudas: el suelo radiante.

Un elemento de alta eficiencia en un sistema de dos elementos siempre será mejor que ninguno.

Ya hemos dicho en alguna ocasión que una cosa es cómo generemos el calor y otra muy distinta cómo lo distribuyamos por el interior de la vivienda. El hecho es que, cada vez que oímos hablar de las bombas de calor aparece, por uno u otro lado, el suelo radiante. Ambas tecnologías forman el sistema de calefacción más eficiente que existe. Es más, parecen diseñadas la una para la otra; la bomba de calor proporciona temperaturas de impulsión menores que una caldera y el suelo radiante funciona, precisamente, con temperaturas de impulsión menores que los radiadores convencionales. La temperatura de impulsión, por cierto, es la temperatura a la que fluye el líquido por el interior del circuito de calefacción.

Pero claro, nosotros no estamos dispuestos a levantar los suelos de nuestra vivienda, instalar suelo radiante y deshacernos de nuestros viejos radiadores. Una reforma integral no entra en nuestros planes. Entonces ¿tiene sentido sustituir la caldera por una bomba de calor, si pretendemos mantener los radiadores? ¿Rendirán bien los radiadores con una temperatura de impulsión menor?

Pues bien, la respuesta es . Aunque la combinación aerotermia radiadores no sea la óptima en comparación en el suelo radiante, no implica que un circuito de radiadores no vaya a ofrecer un buen rendimiento. Al fin y al cabo, un elemento de alta eficiencia (la bomba de calor) en un sistema de dos elementos siempre será mejor que ninguno.

De todos modos, si ya tenemos los radiadores convencionales instalados, podemos cambiarlos por radiadores de baja temperatura, una interesante opción cuando no podemos instalar suelo radiante.

Pero hay más.

La importancia del termostato

Hasta hace pocos años, los termostatos que nos ofrecía el mercado tenían básicamente dos posiciones: ON y OFF. Cuando los sensores detectaban que estábamos por debajo de la temperatura programada, el termostato activaba la caldera, que inmediatamente comenzaba a trabajar al 100% de su rendimiento… ¡para recuperar la décima de grado que habíamos perdido! Era pues, una forma de consumir energía bastante poco racional.

Los termostatos de última generación, en cambio, son capaces de adecuar el esfuerzo que debe hacer el generador (ya sea una caldera o una bomba de calor), a la cantidad de calor requerida en cada momento. Es decir, que ajustan el rendimiento a la demanda. De esta forma, con un termostato moderno, los generadores sólo trabajarán al 100% cuando haya que cubrir un gran salto térmico. Después pueden reducir su ritmo y limitarse a mantener la temperatura, de esta forma, reducen de manera notoria su consumo.

Pongamos que ya hemos alcanzado la temperatura idónea en el interior de casa y ahora simplemente queremos mantenerla. Si contamos con un termostato y una caldera modernas, la máquina pasará a trabajar al 20% o 30% de su capacidad máxima. Esto significa que la temperatura de impulsión se reducirá.

Por su parte, una bomba de calor, que ya de normal consigue temperaturas de impulsión algo menores, tendrá que trabajar a un ritmo algo mayor (respecto a su capacidad máxima) para producir esa misma temperatura de impulsión. Pero es aquí donde entra en juego la altísima eficiencia de la aerotermia. Como ya hemos dicho, una bomba de calor produce entre 2 y 5 unidades de energía térmica por cada unidad de energía eléctrica que consume. En la práctica esto supone que, aún trabajando al 50%, 60% o 70% de su capacidad máxima, una bomba de calor consumirá mucho menos que una caldera convencional trabajando al 20% o 30%.

Ahora ya lo sabemos: cambiar nuestra vieja caldera por una bomba de calor es una buena idea que nos proporcionará un sistema de calefacción basado en aerotermia mucho más eficiente, más barato y más respetuoso con el medio ambiente… todas las ventajas de la aerotermia incluso aunque decidamos mantener nuestros radiadores. Es cuestión de pensar en qué clase de casa queremos vivir…


Las calderas y estufas de biomasa han crecido en España el 56% durante los dos últimos ejercicios

El número de nuevas calderas y estufas de biomasa han crecido en España el 56% durante los dos últimos ejercicios, impulsando un negocio que ya asciende a 3.700 millones de euros, el 0,34% del PIB, y que se reunirá en Valladolid entre el 26 y el 29 de septiembre en Expobiomasa 2017, la feria internacional que organiza la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa, AVEBIOM.

Expobiomasa reunirá a más de 600 empresas y firmas del sector de la biomasa, procedentes de 30 países, en una superficie de 34.000 metros cuadrados, lo que supone el 30% más que en la edición anterior, en 2015. Desde entonces, la biomasa térmica en España ha batido récords en número de estufas y calderas instaladas. «Incluso con los bajos precio del gasóleo de calefacción del pasado año, la biomasa es mucho más competitiva«, dicen desde la organización.

El número de equipos instalados, -que además son cada vez son más eficientes e innovadores, según las mimas fuentes- ha crecido un 56% en este periodo. Respecto al consumo de pellet, el biocombustible más demandado para uso doméstico, en estos dos años se ha pasado de 350.000 a 475.000 toneladas.

Se trata de una verdadera oportunidad de negocio para un sector que ya factura en España 3.700 millones de euros, el 0,34% del PIB”, según explica el director de la Expobiomasa, Jorge Herrero. “Expobiomasa es el escaparate de un sector estratégico que evoluciona y crece a muy buen ritmo en España. La feria —profesional, internacional y especializada en tecnología de la biomasa líder en Europa— se ha convertido con el transcurso de los años en la referencia profesional del sector, también para Iberoamérica”, señala Herrero.

Calderas y estufas de biomasa

Desde 2006 han pasado por la Feria de Valladolid miles de profesionales, procedentes de 60 países, representando toda la cadena de valor. A primeros de septiembre, Expobiomasa contaba ya en su listado de expositores con 600 empresas y marcas, repartidas en 34.000 metros cuadrados de superficie expositiva, superando así los objetivos marcados por AVEBIOM. Los últimos espacios disponibles se están asignando estos días, por lo que es importante consultar el listado actualizado.

Expobiomasa sigue creciendo al ritmo del sector no sólo en España, sino en toda Europa, por el impulso de la rehabilitación energética de los edificios y por la sustitución de las energías contaminantes por energías limpias, lo que está suponiendo un formidable estímulo para el sector de la biomasa.

También en Latinoamérica surgen grandes proyectos, así como una mayor tecnificación y valorización de la biomasa con fines energéticos, reduciendo el uso de combustibles fósiles para cumplir con los objetivos ante el Cambio Climático.

XI Congreso Internacional de Bioenergía

En el marco de la feria se celebrará el día 27 el Congreso Internacional de Bioenergía, que se ha convertido, tras 11 ediciones, en el referente tecnológico de sector a nivel nacional. Este año contará con ponentes totalmente implicados en la digitalización de sus empresas, que son a su vez pioneras, porque entienden que la sociedad demanda cada vez más servicios y productos personalizados, económicos y sostenibles, explican desde Bioenergía.

Además, en las jornadas previstas en el programa paralelo de Expobiomasa 2017 se abordarán cuestiones como la nueva certificación en la instalación de biomasa, la expansión de las redes de calor distribuido, las claves de implantación de los servicios energéticos, el uso energético de biomasa en proyectos africanos, la certificación ENplus, las expectativas del biogás, la certificación de biocombustibles mediterráneos,el negocio de la biomasa en México, la rehabilitación energética, la regeneración urbana, la eficiencia energética y la descarbonización de los edificios.